miércoles, 15 de febrero de 2012

COMO COMER ARCILLA

Entre la siempre compleja concurrencia poética española, la poesía de Ana Gorría brilla como una estrella rara, excéntrica, isleña, hermosa. Su voz, difícilmente confundible, impone siempre la sabiduría de su independencia y el impagable don de su mirada. Poesía que viene del silencio y regresa al silencio: el silencio siempre como doble muro de contención para proteger las palabras precisas de los tumultos del pensamiento. Poesía de límites, como lo es la gran poesía. Límites que son como los cauces del incesante río de Heráclito. Porque en cada verso de Ana Gorría resuena un rumor que viene de nunca, y allí, precisamente allí, palpitará siempre la luz del presente irrecuperable.
Ana Gorría nació en Barcelona en 1979. Ha publicado los libros Clepsidra (Plurabelle, 2004) y, en colaboración con la pintora Pepa Cobo y el compositor Juan Gómez Espinosa, Araña (El gaviero ediciones, 2005). Es licenciada en filología hispánica y, actualmente, prepara su tesis doctoral. Colabora como crítica literaria en diversos medios escritos.
La poeta ha tenido la generosidad de elegirnos expresamente para este espacio un pequeño ramillete de su poesía, que incluye su Serie de poemas al margen de Pepa Cobo y de Román Hernández, inédita hasta la fecha. Agradecemos también a la pintora Pepa Cobo y al escultor Román Hernández su amabilidad para permitirnos reproducir las imágenes de sus obras que acompañan a los poemas.
J.M.M.

***

[VII]
El reloj se va abriendo
con una suave cadencia
de tortuga amanecida
en el centro del vientre
como un aborto de magnolia y cedro.


Y pausa a pausa,
cae nuestro humor esdrújulo en torrentes
de líquen y de helecho.


Florecen las esporas del cielo de la tarde.
De Clepsidra (Córdoba, Plurabelle,2005)

COMO COMER ARCILLA
A medias, sin hacer, la noche pende del hilo del silencio. Deja estancado el día las derrotas, conquistas desoladas para orillar el frío. Si es que supone el grito una victoria, abre las manos, cielo, a este lugar cansado donde muere el destino, extiende el horizonte, porque no hay transparencia ni paisaje. Si el hambre es galardón hacia los márgenes, apetito rendido y suficiente donde se cierra el verbo y cae el huso, vuelve a tu madriguera, deja la oscuridad a la deriva, vuelve para buscar la hora de nadie, pregúntate a quién obliga el celo, quién cerca tu desgana, quién cubre tu apatía, quién sueña con tu sueño.
Como el que come arcilla, pan y barro.
De Araña (El Gaviero ediciones, 2005)

Serie de poemas al margen
de Pepa Cobo y de Román Hernández
El domador cree que las imágenes y las palabras deben mezclarse con las cenizas
de los gusanos para renacer en la imaginación de los hombres.
Leolo

Jardín de infancia
Román Hernández
http://webpages.ull.es/users/romher

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