martes, 13 de diciembre de 2011

O Abraço de Ferro- Lançamento em Galiza by grenlandia

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O Abraço de Ferro- Lançamento em Galiza

by grenlandia

Esta Quinta Feira, também dita Xoves, dia 15 de Dezembro, lançamento de “Abraço de Ferro” às 22:30h no Café Bar Trece, em Santa Clara, Santiago de Compostela, com intervenção do próprio autor e convidados de honra. “Abraço de Ferro” é uma peça de teatro escrita e encenada em 2002 por Carlos Santiago para a companhia de teatro portuguesa Trigo Limpo, publicado agora por Através Editora, da Associação Galega da Língua (AGAL). O passado dia 10 de Dezembro foi apresentado no XVII FINTA, Festival Internacional de Teatro de Tondela, Portugal, no mesmo espaço onde teve lugar a estreia em Maio de 2002, com interpretação dos actores José Rosa Neves e Ruy Malheiro. O espectáculo foi apresentado também em 2002 no Festival Internacional de Teatro D’Agosto de Maputo, Moçambique.
O livro conta com prefácio de João Luis Oliva, investigador e escritor viseense, e de Pompeu José, membro do Trigo Limpo-Teatro Acert. No lançamento em Tondela contou-se com a introdução de João Maria André, filósofo na Universidade de Coimbra e dramaturgo da Cooperativa Bonifrates, quem fez uma breve dissertação sobre o texto que aqui reproduzimos.
“Abraço de Ferro” é um diálogo entre dois actores que transita entre a realidade e o surrealismo ao mesmo tempo que vira do humor ao drama.
Em palavras de João Maria André “Abraço de Ferro é um jogo em que ao mesmo tempo que joga o autor, jogam também as personagens e jogam igualmente os intérpretes ou as interpretações. Ou, dito de outra maneira que talvez corresponda melhor ao desafio de leitura que nos lança, é um jogo em que autor, personagens, actores e leitores são permanentemente jogados numa espiral sem princípio nem fim, sem centro nem periferia, sem leito e sem margens”.
O autor Carlos Santiago é um dos criadores galegos mais assentados nas relações com Portugal, dramaturgo, escritor e artista vinculado à geração de activistas culturais que surdiram em torno da Sala Nasa em Compostela, desenvolve a sua actividade em diversos campos, desde a crítica da cultura até a criação artística e literária em diferentes linguagens.

lunes, 12 de diciembre de 2011

SOY TODO LO QUE ODIAN LOS SEMBRADORES DE MIEDO

Nómadas, con todas as linguas na lingua, son a nosa bandeira de fume, co fogar alá onde acendes a lumbre...
Adoro as fronteiras, os rios que nos multiplican, beiras que nos poboan, montañas, altofalantes dos nosos cantos, adoro os idiomas das pedras, o codigo dos anfibios, a linguaxe das nubes, os rituais das estacións, os seus bailes de disfraces, a nosa polifonia, as bandadas de tantanes...
odio as aduanas, a súa maldita rabia, as súas procaces interrogatorios, as súas malditas radiografias, a súa genetica patologia, o seu amor insano a palpar a alma, o seu vertedoiro de adeuses mortos, o seu papelorio inmundo, o seu insultante monologo, o seu criminal mercadillo, o seu mercantil aprecio, os seus basculas para pesar ao outro, os seus necios detectores do medo, odio as aduanas, os pasos fronteirizos artillados ata os dentes...
adoro as fronteiras que me fan negro, indio, afgán, amarelo, arabe, collita ou aborixe...que me fan ser todo o que odia o que sementa o medo.


Nomadas, con todas las lenguas en la lengua, son nuestra bandera de humo, con el hogar  allá donde enciendes la lumbre...
Adoro las fronteras, los rios que nos multiplican, orillas que nos pueblan, montañas, altavoces de nuestros cantos, adoro los idiomas de las piedras, el codigo de los anfibios, el lenguaje de las nubes, los rituales de las estaciones, sus bailes de disfraces, nuestra polifonia, las bandadas de tantanes...
odio las aduanas, su  maldita rabia, sus procaces interrogatorios, sus malditas radiografias, su genetica patologia, su amor insano a palpar el alma, su escombrera de adioses muertos, su papeleo inmundo, su insultante monologo, su criminal mercadillo, su mercantil aprecio, sus basculas para pesar al otro, sus detectores asquerosos del miedo, odio las aduanas, los pasos fronterizos artillados hasta los dientes...
adoro las fronteras que me hacen negro, indio, afgano, amarillo, arabe, collita o aborigen...que me hacen ser todo lo que odia el que siembra el miedo.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Pues gracias, por que te teniamos olvidado Nicanor

LVI
En España no importa que ganen terreno los comunistas
es un hecho que se impondrán en las próximas elecciones
y caramba que aquí también
yo mismo voto por los comunistas 
porque estoy convencido
de que no van tras el interés personal 
aunque sepa que están equivocados 
siempre estarán ahí los sacerdotes
para ponerlos en el lugar que les corresponde 
en caso de que lleguen a sobrepasarse 
cosa que en Chile no sucederá
porque los sacerdotes son muy pocos 
mientras que en la Península Ibérica
hay más curas que moscas en la miel. 

Los valientes andan solos: Heterogéneos

Los valientes andan solos: Heterogéneos: Poemario colectivo: Versos sueltos:

Bueno: Heterogéneos, la antología, editada de manera impecable, como todos 


sus libros, por Ediciones

Escalera, y coordinada por el poeta Eduardo Boix ypor un servidor, parece ser que ya anda por los anaqueles de las librerías, al módico precio de 16 euros y pico...

La imagen de la cubierta es obra de mi bro Ángel Muñoz.

Y dentro, los poemas, cuatro por cabeza, de 61 poetas nacidos entre 1970 y 1987.

Ante la imposibilidad de subir un poema por autor, he decidido subir versos sueltos de cada uno de ellos, siguiendo el orden en que aparecen en el libro:




Kirmen Uribe – Juan Pinilla – María Villa – Gsús Bonilla – David Mayor – José Ángel Barrueco – Pablo García Casado – Marcos Canteli – Miriam Reyes – David Mardaras – Estíbaliz Espinosa – Alberto Lema – Carmen Camacho – Joaquín Juan Peñalva – Ausías Navarro Millet – Antonio Díez – Safrika – Nuria Mezquita – Antonio G. Villarán – Yolanda Castaño – Gonzalo Escarpa – Ángel Muñoz – Isabel García Mellado – Pablo Texón – Ana Vega – Óscar Aguado – Andrés Neuman – Luis Bagué Quílez – Marcus Versus – María Couceiro Fernández – Juan Andrés García Román – Mario Crespo – Robert Albert – Nacho Montoto – Déborah Vukusic – José Daniel García – Eduardo Boix – Arturo Méndez Cons – Javier Das – Lluis Pons Mora – Julieta Viñas Arjona – Alberto García-Teresa – Ignacio Escuín – Alejandra Vanessa – Alicia García Nuñez – Carmen Beltrán Falces – Laura Pérez Manzano – Hasier Larretxea – Vanessa Díez Tari – Eduardo Fariña Poveda – Ana Patricia Moya – Pablo López Gargallo – David Refoyo Aguiar – Sofía Castañón – Javier Pascual Ramírez – Antonio Huerta – Ben Clark – Elena Medel – Martín Mosteiro Espina – Almudena Vidorreta – Javi Gato

martes, 8 de noviembre de 2011

Un adios como un hasta luego. Tomas Segovia siempre en el corazon



Me entero de la muerte de Tomas Segovia, amigo ancho y breve, conocido por la mano de Horacio, compartida amistad con Guillermo y con su mujer Luisa. Ferrol fue el paisaje de un encuentro inolvidable por la humilde y rotunda luz de estos acantilados insomnes que en este momento alivian la pena con su laboriosa indiferencia. Todos los naufragos y todos los nómadas tienen su canción y su isla del tesoro.
Un saludo con el luto de nuestra bandera de humo.
Un abrazo de tierra como un bocado en este cielo tan siguiendo tus pasos, plagiando todo el otoño que cabe en una hoja tuya ardiendo en mis ojos.
Inolvidable traductor de todas las cosas y de sus adorables silencios.

domingo, 23 de octubre de 2011

CARLOS OROZA, SIEMPRE EN EL CORAZON

Carlos Oroza, el poeta alquimista · ELPAÍS.com

Retratos de Xurxo Lobato
Carlos Oroza, el poeta alquimista
Carlos Oroza



XOSÉ LUÍS GARCÍA CANIDO

ELPAIS.com - España - 23-10-2011


Carlos Oroza es poeta. Algunos, con
hábitos de sepultureros o vocación de taxidermistas, intentan disecarlo
en el Madrid de los años sesenta; otros, más próximos a la taxonomía,
pretenden clasificarlo como poeta beatnik, como underground. Algunos
repiten como una moviola el título de "el Allen Ginsberg español".
Francisco Umbral trató también de encajonar a este gallego como "el
poeta maldito del Café Gijón, el bohemio de los sesenta".


Dicen que nació en el Viveiro de 1933, un año después de que otro
singular poeta, el también periodista Álvaro Cunqueiro, publicara en
Santiago de Compostela esa biblia del vanguardismo gallego que es Mar
ao Norde, su primer libro de poemas. Carlos Oroza prosiguió su viaje y
se fue a la isla Ibiza o a Estados Unidos, donde fue halagado y
premiado. Y continúa sobreviviendo a cualquier afán embalsamador, a
cualquier pseudocientífico de la clasificación porque su tiempo es el de
la alquimia, aquel donde la palabra se transforma en un cristal lleno
de luz, de igual forma que Ave es la inversión de Eva.
Oh eva / évame / eva! évame si me transito, le hemos oído orar como una
llamadaja ulatoria, un mantra que se repite como medio de
concentración. Su territorio, el de la voz clara, intensa, fluida e
irreverente. Una voz que canta como el número exacto que nos habla. El
mismo llegó a autorretratarse como un "poeta nórdico que codicia lo
lejano, la luz. No sólo la luz del sol, sino también la luz del
pensamiento, del fósforo, del rayo en el bosque, la luz de la
imaginación". Carlos Oroza ive en ese estado permanente de la inocencia
porque jamás ha sido asimilado por el poder. No se ha dejado.
En la obra del poeta Carlos Oroza brota un germen que nos remite a
las mejores resonancias de la tradición poética europea, y también a
su humanismo. En la oralidad de sus versos, la belleza no es un
restrictivo concepto canónico. Es una aspiración por encima de lo
cotidiano para ahondar mejor en su sentido. Ya nadie lo duda.
Pero no lo busquen ustedes en los escaparates de las librerías. No
lo divisarán. No es un producto bendecido por el mercado editorial, a
pesar de sus miles de lectores y seguidores leales. La mayor parte de
sus libros están agotados. Aparecen y se volatilizan como un relámpago,
esporádica y fugazmente. Títulos como Cabalum, del año 1980; Una
porción de tierra gris del norte, de 1996; o En el norte hay un mar más
alto que el cielo, de 1997, forman parte ya de un imaginario
colectivo. La superficial inmediatez de las nuevas
tecnologías también resulta un sistema casi inútil para conocer a este
poeta gallego. Búsquenlo ustedes en el caos de la ciudad que eligió
para vivir: Vigo. Pronto lograrán descubrir su blanquísima presencia,
como una línea infinita que sueña, entre la masa de paseantes
insatisfechos que deambulan por la comercial calle del Príncipe. O
encuéntrenlo ustedes en la Plaza de Compostela, mientras pasa el viento
lento, y su sombra se desliza con suave complacencia en la corriente.
Se le distingue por su caminar lento, firme y preciso. Y también por su
mirada juvenil, vanguardista. Mientras Carlos Oroza
camina ?él mismo me lo ha dicho? se activa su capacidad de asombro y,
como en los viejos poetas, éste se convierte en mecanismo generador de
sensaciones, pensamientos y poesía. Nada le es ajeno. Sus impresiones
pasajeras se entrelazan con sus reflexiones existenciales, con su
voluntad de conjugar tradición y modernidad.




> Ver versión con más información relacionada




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domingo, 16 de octubre de 2011

PERFOPOESÍA. Festival Internacional de Poesía de Sevilla

PERFOPOESÍA. Festival Internacional de Poesía de Sevilla

El Festival de Perfopoesía se despide hoy con un pregón de Andrés...

El Festival de Perfopoesía se despide hoy con un pregón de Andrés...

El Festival de Perfopoesía se despide hoy con un pregón de Andrés Neuman en Santa Clara

Ana Rosetti, Alejandra Vanessa y Gracia Iglesias ofrecerán a las 12 un homenaje a Gloria Fuertes


La cuarta edición del Festival de Perfopoesía celebra hoy su tercera y última jornada, en cuya agenda destaca el pregón del escritor Andrés Neuman con el que concluirá el encuentro, acto que tendrá lugar a las 21:00 en Santa Clara.

Antes, durante la mañana (12:00, también en este centro cultural), las poetas Ana Rossetti, Gracia Iglesias y Alejandra Vanessa participarán en un acto de homenaje a Gloria Fuertes. Una hora antes, a las 11:00 y en el mismo espacio, continuará el Patio de la Bibliodiversidad, iniciativa organizada junto con el Centro Andaluz de las Letras, y un poco más tarde (11:10) Siracusa Bravo Guerrero continuará con su proyecto Poesía gratis por las calles del centro.

También habrá actividades para los pequeños. A las 11:15 en Santa Clara se desarrollará Poesía para niños, una propuesta de cuentacuentos de Juan Guinea. Y por la tarde, a partir de las 18:00 y sin dejar el espacio del barrio de San Lorenzo, habrá un taller de poesía impartido por María Luisa Viu, Inmaculada Calderón y Luisa María Martín.

viernes, 14 de octubre de 2011

15oct tomaremos las calles unidos por un cambio global

 mañana #15oct tomaremos las calles unidos por un cambio global, ¡¡únete!! 
 LA POESÍA NOS CEDE LAS PALABRAS COMO EN EL PRIMER DIA, RESTAURADAS DE LOS ESCOMBROS DONDE EL PODER LAS ARROJA.
PUESTAS EN LOS LABIOS DEL CORAZON PARA VOLAR LA MEDIOCRIDAD Y EL MIEDO.
 http://15october.net

Toma a Rúa Ferrol:
http://tomaarua.blogspot.com/
http://www.facebook.com/groups/tomalacalleferrol/
https://n-1.cc/pg/profile/acampadaferrol

Directorio de páxinas do 15M:
http://movimientoindignadosspanishrevolution.wordpress.com/

Para contactar en Ferrol:
acampadaferrol@gmail.com

Actos en Ferrol:

  • A partir das 12 do mediodía murais e xogos para nen@s e maiores.
  • Ás 12 do mediodía mural de Suso Basterrechea.
  • Ás 2 da tarde Xantar Popular.
  • Ás 5 da tarde charla de Francisco Xavier Galán Pérez sobre os "Orzamentos Participativos".
  • Ás 6 da tarde CONCENTRACIÓN CIDADÁN
  • Ás 8 da tarde Teatro Bucaneros
  • Ás 10 da noite poesía con Karloty e Guillermo
  • Ás 10 e 1/2 da Noite concertos: "La caverna mágica" e "Daniel Royo".
  • Ás 12 da Noite Queimada Popular.

15-O UNID@S POR UN CAMBIO GLOBAL !!

lunes, 26 de septiembre de 2011

MAITE DONO, con todos los peces en el aire

cuaderno gaviero
Entre las manos, como un tinglado en el cielo del paladar de una mujer que corre con un arbol bajo el brazo, salto siguiendo su amable enfado. Una cita para la vagamunda cita de la palabra encarnada.
Ya veis, uno arriba a una rada y se topo con la delicia fondeada en su corazon, y tal derrota esta WARNING todo un piropo, sin querer de la necedad de estos medios resecos. Poemas sin manos y sin cables, sin redes ni palomitas, poemas para funambulistas de la vertiginosa ternura.

Poesía Punk, Maite Dono


Con mi tutú rosa y lo niña que soy
Te abro mi corazón jesús
Y te lo doy
Tómalo tuyo es que de mi madre no

Ella no sabe que te pertenezco
Ella me hace bailar con zapatillas rojas
Una y otra vez
Y me castiga delante de tus ojos
diciéndome -mala mala sangra sangra
Y por mis pies corre la sangre
Un río de sangre por mis pies
La tuya y tu cuerpo jesús mío
Que me miras desde la pared
Con tu sagrado corazón lleno de esperanza
Y tus ojos de perrito famélico brillando con fuerza
En las alturas
Te gustan las niñas de tutú rosa y zapatillas rojas?
Eres un guarrete como ese nabokov
O en verdad eres tan puro como rezan tus ojos líricos?
Me importa un bledo cualquiera de las posibilidades
Porque eres muy hermoso y llevo años y años
Mirándote
Y este dedo que ves paseará entre las gasas
Y llegará al centro mismo mientras veo temblar tus ojos
Y a tu sagrado corazón estallar de erecto sobre ellas
Córrete jesús mío
Sobre mi tutú rosa la sangre espesa de tu corazón malherido
Nada puede importarme danzar ya toda la noche
Y el día
Y los días venideros
Que sangren mis pies después de derramarte
Que se me castigue una y otra vez con la danza que no cesa
Que te amo y esta clase de amor no tiene nombre

Córrete jesús mío
Sobre mi tutú rosa y lo niña que soy
Te abro mi corazón y te lo doy
Tómalo tuyo es que de mi madre no
Maite Dono, Circus girl, El Gaviero Ediciones, 2009.

viernes, 9 de septiembre de 2011

POEMA DEL POEMA, de Günter Kunert

Poéticas » Archivo del blog » Günter Kunert
Günter Kunert

El tránsito, de A. R. Penck

Günter Kunert (Alemania, 1929) muestra en su poesía su desconfianza hacia las ideologías y el deseo de expresar lo indecible.

POEMA DEL POEMA

Más que un poema
es por ejemplo: Ningún poema,
pues el Nopoema vive
como suave tibieza de la inspiración:
sentimiento ambiental
de la gota en el agua.
El cuerpo se siente protegido.
El corazón no siente nada.
La balanza está equilibrada.
La plomada cuelga en silencio.

El poema es estado,
pues el poema destruye
en tanto
surge de sí mismo.

Cuidado con los espejos, 1970. Traducción de José Luis Reina.


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martes, 19 de julio de 2011

Art Berlín Palma

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domingo, 17 de julio de 2011

branu en crisis

"De baldre"

 

Una fueya. Un llapiceru. Una llinia fecha nel papel. Un puntu de fuga onde converxan les miraes. Pensar en caminos frescos de la mañana, na ausencia de piedres sobre’l firme. La mesma fueya. El mesmu llapiceru. Un semicírculu fechu nel papel. Pensar n’avanzar mientres el sol va apaeciendo. Pensar nun sitiu al que llegar.

Una fueya. Un llapiceru. Cinco llinies qu’esbocen una figura humana. Un redondel que prefigure una cabeza. Un home con una historia detrás. Una historia: un pasáu, quiciabes un destín, una preocupación que queda atrás, perdida nun camín llimpiu onde empieza a vese’l sol.

Una fueya. Un llapiceru. Dos llinies feches nel papel. El detalle de la picota de la catedral d’una ciudá. Una ciudá: un camión de la basura, una calle recalentada pol día, una terraza, una mesa na terraza, una silla llibre al llau d’una ocupada na terraza, una persona qu’espera.

Un home busca la ciudá onde lu esperen. Una fueya. Más nada, pa que se dea la tresformación y una historia pase al papel a cambiu de que la mente quede, como primero la fueya, en blanco y asina poder, de baldre, viaxar.

 

Publicao en Les Noticies, sección "Branu en crisis"

branu en crisis

"De baldre"

 

Una fueya. Un llapiceru. Una llinia fecha nel papel. Un puntu de fuga onde converxan les miraes. Pensar en caminos frescos de la mañana, na ausencia de piedres sobre’l firme. La mesma fueya. El mesmu llapiceru. Un semicírculu fechu nel papel. Pensar n’avanzar mientres el sol va apaeciendo. Pensar nun sitiu al que llegar.

Una fueya. Un llapiceru. Cinco llinies qu’esbocen una figura humana. Un redondel que prefigure una cabeza. Un home con una historia detrás. Una historia: un pasáu, quiciabes un destín, una preocupación que queda atrás, perdida nun camín llimpiu onde empieza a vese’l sol.

Una fueya. Un llapiceru. Dos llinies feches nel papel. El detalle de la picota de la catedral d’una ciudá. Una ciudá: un camión de la basura, una calle recalentada pol día, una terraza, una mesa na terraza, una silla llibre al llau d’una ocupada na terraza, una persona qu’espera.

Un home busca la ciudá onde lu esperen. Una fueya. Más nada, pa que se dea la tresformación y una historia pase al papel a cambiu de que la mente quede, como primero la fueya, en blanco y asina poder, de baldre, viaxar.

 

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jueves, 14 de julio de 2011

branu en crisis

"De baldre"

 

Una fueya. Un llapiceru. Una llinia fecha nel papel. Un puntu de fuga onde converxan les miraes. Pensar en caminos frescos de la mañana, na ausencia de piedres sobre’l firme. La mesma fueya. El mesmu llapiceru. Un semicírculu fechu nel papel. Pensar n’avanzar mientres el sol va apaeciendo. Pensar nun sitiu al que llegar.

Una fueya. Un llapiceru. Cinco llinies qu’esbocen una figura humana. Un redondel que prefigure una cabeza. Un home con una historia detrás. Una historia: un pasáu, quiciabes un destín, una preocupación que queda atrás, perdida nun camín llimpiu onde empieza a vese’l sol.

Una fueya. Un llapiceru. Dos llinies feches nel papel. El detalle de la picota de la catedral d’una ciudá. Una ciudá: un camión de la basura, una calle recalentada pol día, una terraza, una mesa na terraza, una silla llibre al llau d’una ocupada na terraza, una persona qu’espera.

Un home busca la ciudá onde lu esperen. Una fueya. Más nada, pa que se dea la tresformación y una historia pase al papel a cambiu de que la mente quede, como primero la fueya, en blanco y asina poder, de baldre, viaxar.

 

Publicao en Les Noticies, sección "Branu en crisis"

martes, 5 de julio de 2011

MIO ES EL SUEÑO COMO UN TIGRE DE MUSICA

(para Estevo y M. V.)
Como un tigre llega la noche
ardiendo en la palma del día
Como un tigre llega el sueño
y te sueño como un tigre
que llega en el corazón del sueño
Como un tigre avanza mi pena
si tu ardes en la ausencia
como un tigre escucho tus pisadas
que como de tigre me rodean
Como un tigre de música
la luz oscura en tus ojos acecha
y huelo como un tigre
tu deseo apareándose como un tigre
El insomnio de las estrellas
se aproxima como un tigre
y se tumba a lo pies del silencio
y como un tigre me lame el miedo
Y se con la certeza de un tigre
que vendrás como todas las noches
y me llevaras entre tus fauces de lumbre
desde esta despoblada blancura
hasta la fertil paciencia del alba
donde habitan todos los tigres.

sábado, 14 de mayo de 2011

AMATEUR

A continuación publico aqui este texto de TOMAS SEGOVIA leído con motivo de ser nombrado Doctor en la Universidad 8 de Paris.
Es preciso y esclarecedor de una actitud que hago mía, y que desde muy temprano fui consecuente con este modo de ver el quehacer literario, y sobre todo la creación poética.



PALABRAS DE AMATEUR

Estas páginas son la traducción del texto leído en francés en la Universidad de París 8, Vincennes-Saint-Denis, el 15 de marzo de 2011, al recibir el doctorado honoris causa. El original francés puede leerse en http://www.box.net/shared/fd63s51uoo

Ser objeto de un honor como el que este acto consagra es cosa que conlleva el peligro de perder un poco el sentido crítico. Salta a los ojos de cualquiera que se trata de un gran honor, pero desde mi muy personal punto de vista, no llego a convencerme de que sea merecido. Lo que podría llamarse, sin insistir demasiado en el término, mi obra, nunca he pensado que sea una profesión. He tenido en el transcurso de mi vida actividades que pueden considerarse profesionales: como enseñante, como traductor, etc. No creo que esas actividades hayan podido señalarme para alguna distinción. Hay quizá cierto profesionalismo en la escritura. Puedo imaginar a tal o cual novelista preparándose arduamente para producir su novela, investigando, informándose, trazando planes y haciendo ensayos; en una palabra, haciendo un verdadero trabajo. En cuanto a mí, nunca he sentido que trabajaba cuando escribía. Hay, por supuesto, un esfuerzo, pero también lo hay cuando se hace el amor, y no por eso puedo representarme el sexo como un trabajo. Que, entre otras cosas, daría derecho a una remuneración. Ya adivinan ustedes en qué me hace pensar eso.
          Esa idea posible de una literatura, la pongo en práctica incluso en la realidad más material, y es así como he atacado a menudo, contra la opinión de la mayoría de mis colegas, las doctrinas dominantes sobre lo que llaman, equivocadamente según yo, la propiedad intelectual. Confieso que esta actitud es más fácil de adoptar cuando escribe uno sobre todo poesía, pero en mi caso particular, no he sido mucho más profesional cuando escribía prosa. Mis propios ensayos suponen muy poco trabajo académico: mi meta era cada vez hacer un verdadero ensayo en el pleno sentido del término, todo lo contrario de un tratado o de un estudio. Escribir es para mí un acto que se parece más a un gesto de amor que a un trabajo, aunque no sea exactamente ni lo uno ni lo otro. Esa manera de zanjar me parece además la premisa para no transigir, en cambio, en cuanto al verdadero trabajo. Pues ahí, creo firmemente que es imperativo reivindicar sin descanso los derechos de los trabajadores.
          De hecho, podría pensarse que es justamente en la poesía donde me comporto como un profesional, puesto que es allí donde practico ciertas maneras de hacer que no son de uso común. Yo replicaría que eso no remite a una idea de profesión, sino de oficio. El oficio es justamente lo que la poesía profesional, desde hace más de un siglo, desde el advenimiento del “verso libre” y del lenguaje ininterpretable, evita con horror. En el transcurso de la historia, en un mundo donde la tecnología lo ha invadido poco a poco casi todo, las profesiones han desplazado cada vez más a los oficios. Están además más cerca de las instituciones. Es cierto que hay también, aunque más modestamente, cierto compromiso de la instituciones con los oficios, pero las instituciones, evidentemente, son mucho más profesionales que artesanales. Todo eso puede ayudar a entender que alguien tan poco profesional como yo se pregunte si merece de veras una distinción.
          Pero debería tal vez matizar y decir que se pregunta más bien qué clase de mérito puede tener. Pues quisiera dejar claro que estas dudas no son un gesto más o menos retórico de modestia, puesto que la modestia es inevitablemente más o menos retórica, sino una auténtica necesidad de comprender. Podría uno sentirse tentado por ejemplo a pensar que se trata en realidad de una recompensa por algunos servicios prestados. Es cierto que ciertas herramientas, que a su vez deben más a los azares de la historia que a logros personales, me han colocado a veces en el papel de intermediario entre la cultura francesa y la cultura de lengua española. Mi infancia de exiliado de la guerra de España hizo que parte de mi primera educación fuese francesa. He sido pues, no sólo un traductor bastante copioso de textos franceses, sino también, por lo menos durante gran parte de mi vida, difusor de las ideas, de las obras e incluso de la lengua francesas.
          Pero esta explicación bastante desprovista de brillo tampoco satisface sin embargo mi necesidad de comprender. Pues me parece ver mayor riqueza de sentido en el hecho de que la universidad responda a algo cuyo mérito no es o es apenas profesional. Si la obra de alguien que vive su escritura como una no-profesión tiene sin embargo un sentido para una mirada universitaria, eso me parece mucho más sugestivo que si esa clase de actividad no tuviera interés para esa mirada. El peligro de las instituciones ha sido siempre el de cerrarse sobre sí mismas. Pero es sin duda para la universidad para quien la resistencia a esa peligro es más claramente una vocación esencial. Eso resulta particularmente claro en el terreno de lo que se llama tradicionalmente las humanidades. La universidad ha acogido siempre el pensamiento de pensadores no consagrados, de escritores no académicos, de poetas subversivos. En ese sentido, debería servir de ejemplo a todas las instituciones.
          Pero si la universidad puede ser un ejemplo para la sociedad, también es una de sus manifestaciones. Pienso que en nuestros días esa manifestación es problemática. El lugar de la universidad en el tipo de sociedad que nos propone la ideología por ahora dominante está lejos de resultar claro. Esta cuestión, en sí bien circunscrita, de un interés de la universidad en una literatura tan poco institucional como es posible, abre el camino a una reflexión sobre las maneras en que ciertos dilemas del mundo actual se reflejan en la universidad. Hay por ejemplo a este respecto una oscura paradoja que señalaré por medio de un ejemplo personal y más bien anecdótico. Sin más título oficial que un bachillerato mexicano y un certificado de aptitud a la enseñanza de la lengua francesa, he podido, lo mismo en México que en Estados Unidos, ocupar puestos de catedrático o su equivalente. Pero esto no es de ningún modo una excepción. Mi amigo y guía en más de un sentido Antonio Alatorre, uno de los más grandes filólogos en  español de estos tiempos, que fue director y profesor emérito de la institución de estudios lingüísticos y literarios más prestigiosa de México, y profesor universitario asiduo en Estados Unidos, no poseía ni siquiera el certificado de bachiller. Encontramos aquí una concepción de la institución que no se atiene mecánicamente a la letra, sino que tiene en cuenta el sentido que la letra pretende encarnar. Es una idea semejante de la relación entre el sentido y la regla la que se encuentra en el hecho de que la universidad acoja honoríficamente ciertos logros enteramente realizados fuera de la institución. Y sin embargo, esa flexibilidad encontrada en México o en Estados Unidos es inimaginable en Europa, donde, a falta de la estricta sanción reglamentaria, sólo de manera honorífica puede una persona pertenecer a la institución.
          Ahora: esa rigidez se relaciona con una idea de la universidad que puede juzgarse como más solidaria y responsable que la que reina generalmente en Estados Unidos. Es porque la universidad europea fue concebida como una servicio público y una responsabilidad social, y no como una empresa sometida en principio a las leyes de la oferta y la demanda, corregidas en sus efectos por la intervención de una financiación privada más o menos caritativa y netamente voluntarista; es por eso por lo que en Europa el Estado se cree obligado a controlar su funcionamiento, por supuesto de manera burocrática, puesto que ese es para el Estado el único medio. Pero esa concepción, sin duda esencial para el espíritu republicano nacido de la Revolución Francesa e instaurado por el orden napoleónico, se encuentra en nuestros días cada vez más burlada. Cuando los historiadores del porvenir traten de caracterizar nuestra época, no creo que repitan el término “postmoderno”, un término vacío que quiere decir cualquier cosa; no me extrañaría que hablen más bien de algo así como una desocialización de la sociedad. En este contexto, es claro que la ideología que prevalece todavía hoy en Europa trata incesantemente de desocializar la universidad.
          El pequeño ejemplo inofensivo que acabo de dar nos va a permitir hurgar un poco en este contexto. Pues sin duda se puede reivindicar la flexibilidad que permite a una universidad norteamericana o mexicana contratar a un profesor  en consideración de sus logros y no sólo de su estatuto institucional. Sería fácil inscribir esa flexibilidad en la oleada de las desreglamentaciones generalizadas reivindicadas por el neoliberalismo. Es en efecto una regla menos, o una regla más laxa, la que había permitido a una universidad norteamericana incluirme en lo que ella llamaría su faculty, mientras que ninguna universidad francesa o española hubieran podido hacer eso. Es desdichado en efecto que la necesidad de regular para impedir que la igualdad de derechos sea quebrantada por la arbitrariedad de los privilegios o de la fuerza, acarree a menudo el precio de otra arbitrariedad: la imposibilidad de reconocer el sentido cuando no se inscribe en las reglas.
          Y vuelvo a encontrar aquí la brecha evocada más arriba entre profesión y oficio. Una vez más, tengo de eso una experiencia personal. La actividad de traductor que he ejercido toda mi vida, durante mucho tiempo nadie dudaba de que fuese un oficio. Nadie pedía a un traductor un diploma u otra acreditación institucional. La gente se atenía a la experiencia y al prestigio espontáneo. Pero en cierto momento me enfrenté a una presión creciente que pedía la profesionalización de ese oficio. Eran los traductores mismos los que pedían a menudo ese giro, descontentos de un estatuto artesanal que permite numerosas arbitrariedades, agravia a menudo la dignidad de su trabajo y los abandona más o menos inermes a los intereses de los editores. Así pues, participé en ciertos esfuerzos en favor de una mayor institucionalización de la traducción. A mis ojos, en México y en España, el primer efecto fue, aquí y allá, un bajada de la calidad de la traducción. Se trata evidentemente de una apreciación enteramente personal, pero, dado que nadie sabía bien cuáles son las cualidades de un traductor que hay que controlar o cómo calificarlas según coordenadas precisas, los empleadores de traductores que siguieron la corriente (en todo caso no mayoritarios) tuvieron que rechazar a muchos de ellos que dominaban el oficio, artesanalmente podríamos decir, pero no se habían sometido a un programa reconocido, mientras que los nuevos diplomados habían consagrado a menudo demasiado tiempo a unos estudios académicos para haberse avezado lo suficiente en la práctica del oficio. Por supuesto, no sacaré de esta vaga experiencia personal ninguna conclusión general. Para mí, el acto de traducir es en efecto un oficio mucho más que una profesión, pero el estatuto del traductor es si duda un estatuto profesional. Pues me parece que se puede traducir por el gusto o para el enriquecimiento personal, como se puede pescar por el gusto o para la propia cocina, pero la traducción, como la pesca, es en principio un verdadero trabajo. A diferencia de lo que he llamado cierta literatura, que no es, según yo, un verdadero trabajo. ¿Es esto como decir que el escritor de este tipo es un amateur? Volveremos sobre ello.
          La referencia al profesor no diplomado o al traductor artesanal me ha servido para señalar cómo el rigor de la regla puede a veces ahogar una flexibilidad que hubiera sido enriquecedora. Sin embargo, hay que tener cuidado de no saltar a conclusiones perentorias. Muchas actitudes proclamadas en nuestro mundo hacen como si suprimir una regla fuera siempre ganar una libertad. Lo que se sobreentiende en esta actitud es que toda regla borra una libertad. Pero ese sobreentendido nadie podría proclamarlo abiertamente, pues nadie en efecto podría proponer el advenimiento de la libertad completa por la supresión completa de las reglas. Lo que esa actitud oculta en realidad es la astucia del que se rebela contra toda regla que limitaría sus oportunidades de dominio, pero se cuida mucho de tocar aquellas que le aseguran ese dominio. En el nivel de la historia política no puede uno equivocarse sobre lo que está en juego actualmente: se trata de un lado de desocializar al mismo tiempo al Estado y a la sociedad misma para permitir que se despliegue la “verdadera” naturaleza humana, que no es sino competencia que asegura la sobrevivencia o el ascendiente de los mejor adaptados a expensas de la sumisión de los menos adaptados; y del otro lado de resistir, precariamente según toda evidencia, para salvar algo de la idea original de democracia como ese régimen donde el Estado es ante todo solidario con la sociedad, encargado de proteger y desarrollar sus aspectos más desvalidos y de limitar las desigualdades. En mi opinión, las razones de una y otra de estas posiciones no son simétricas. El alegato en favor de la sociedad competitiva arguye que es el deseo de provecho personal el que anima todo cambio y todo progreso, pero por supuesto quien afirma eso no se pregunta si ese cambio es necesariamente benéfico y si cualquier progreso vale cualquier precio. En cambio, un Estado con vocación social no podría ignorar, aunque quisiera, las cuestiones relativas al progreso, ni tampoco, salvo en las dictaduras (que están lejos de ser exclusivas de la izquierda), la cuestión de las libertades individuales. En todo caso, en  cuanto al progreso material, bien hemos visto que no resultaba trabado en regímenes totalitarios como la URSS o la Alemania nazi. No es pues para alentar ese progreso para lo que habría que favorecer la desigualdad en nombre de la libertad. La búsqueda del progreso se encuentra en todas partes, mientras que la búsqueda de la justicia social no se encuentra en todas partes.
          Hay también una crisis de la idea de universidad, que interesa al lugar de la universidad en la sociedad y a la idea de la sociedad misma. Se trata de decidir de qué sociedad es un aspecto la universidad y qué función debe llenar en esa sociedad. Lo que es bastante nuevo es la idea de que la universidad es una entidad competitiva a imagen de la sociedad a la que pertenece, y que su función es contribuir a la consolidación de esa forma de sociedad. Esa imagen va netamente en contra de la concepción original de la universidad en las democracias. Esa concepción, para empezar, es muy esencialmente la de un servicio público. Lo que es yo, no paro de asombrarme de que pueda discutirse sobre estos asuntos sin partir de la evidencia de que la noción de rentabilidad está absolutamente fuera de la cuestión en relación con la universidad, como por ejemplo en relación con la salud pública. Es como si se pretendiera que la justicia debe tratar de financiarse como pueda, poniendo sin duda un precio a sus servicios y orientando sus resultados según las leyes de la oferta y la demanda. Hay una manera aparentemente razonable de matizar esa idea, homologando la rentabilidad de la universidad con cierta utilidad social. Es también sin duda alguna lo que supone la concepción de la universidad como un servicio público, pero la diferencia de los puntos de partida acarrea modelos bastante diferentes de esa utilidad. Ver en la universidad el proveedor de personal calificado para las necesidades de la sociedad competitiva, y por lo tanto para las instancia donde se da esa competencia, es muy otra cosa que ver en ella el semillero de los actores del servicio social o del desarrollo de la sociedad en general.
          Pero esto nos lleva a otra circunstancia que tiene que ver no sólo con la enseñanza superior sino con la enseñanza en general. Si nos referimos a los orígenes en la Revolución Francesa y sus antecedentes en la Ilustración, la democracia concibió la enseñanza como netamente emparentada con cierto humanismo. Lo llamo así porque sé bien que el concepto de humanismo es en nuestros días particularmente borroso. Hablo simplemente de esa actitud que ve en el hombre, en su puro ser social e histórico, el punto de referencia común y el mediador de todas sus facetas parciales y de todas sus actividades separadas. Es decir que en el modelo republicano y democrático de la enseñanza, ningún conocimiento particular, ninguna técnica o ninguna tecnología debe replegarse sobre sí olvidando la referencia a la realidad social e histórica, incluso antropológica del hombre. Y ya estamos cerca de nuevo de los primeros pasos de esta reflexión. La oscura paradoja de la que hablé antes se muestra en el hecho de que es justamente esta idea de la enseñanza, cuya flexibilidad es evidente puesto que plantea que el sentido de la institución está en otra parte, en la realidad antropológica e histórica, la que pone en tela de juicio una crítica que le reprocha una falta de flexibilidad impuesta por la referencia a lo social, en detrimento de la libre competencia individual, impracticable sin dar vía libre a la desigualdad.
          En los hechos, por supuesto, las cosas no son tan nítidas, pues las oposiciones se hacen siempre en un sentido y en un contexto. La oposición de la regla y la libertad sólo tiene sentido fuera del contexto de la responsabilidad. Implica la imposibilidad de una instancia ante la cual el acto libre tendría que rendir cuentas. El fundamento de tal instancia no es fácil de establecer y parece siempre fácil de refutar. Pero si aceptamos que el acto libre es el acto del que alguien es responsable, entonces lo contrario de la libertad no es la regla, sino la arbitrariedad y el sinsentido.
          Pues estamos aquí evidentemente de plano en el terreno del sentido y el sinsentido. El sentido, como lo dice su nombre mismo, metáfora espacial, es una cuestión de orientación. Los mismos hechos pueden ser interpretados de manera bien diferente según que se los oriente en un sentido o en otro. Pero esa orientación es también una toma de posición, a la vez porque la realidad se orienta según el lugar desde donde la observamos y porque ese lugar depende a su vez del sentido que el mundo tenga para nosotros. No hay interpretación verdaderamente inocente; esa inocencia implicaría que no había nada que interpretar. La historia, no hace falta decirlo, no tiene un sentido preestablecido que pudiéramos esperar encontrar un día innegablemente. En la búsqueda del sentido en la historia hay por lo menos dos enfoques implícitos que orientan las interpretaciones de maneras bien diferentes. Se puede ver en la historia ante todo la conquista del mundo por el hombre, las etapas de la domesticación de la naturaleza, más tarde del cosmos, y, en su caso, del hombre por sí mismo. O bien se puede ver en ella ante todo la construcción del sentido, a la vez como develamiento de ese sentido y como ordenamiento del mundo, lo cual constituye al mismo tiempo la realización del hombre como proyecto.
          No insistiré en estas generalizaciones. Quisiera descender algunos escalones hacia lo concreto, esperando únicamente que no se olviden estas consideraciones como referencias lejanas en el horizonte. Si vuelvo entonces a mi descripción de una enseñanza que apunta a un humanismo y no relega nunca la educación en beneficio de la formación, pienso ciertamente que la concepción de la historia que evoca este enfoque es la de la búsqueda del sentido. Se ve dibujarse aquí una actitud general, una tonalidad o un estilo de reflexionar en que el humanismo, la vida social, la justicia, la responsabilidad ocupan un lugar central y son solidarios entre sí y con la visión de la historia como despliegue del hombre mismo más que de su domesticación del mundo. Es evidentemente con ese espíritu como escojo interpretar algo tan particular como las relaciones de un no-profesional con la universidad. Ya ven ustedes que no se trataba, como ya dije, de modestia, falsa o auténtica. Desde mi punto de vista atravesamos una crisis profunda, y en tiempos semejantes es imposible no interrogarse sobre el menor detalle que pudiera relacionarse con esa crisis. Se trata de buscar una coherencia, de interpretar sin método previo y por supuesto en la ambigüedad de toda historia social. Si acerco, por ejemplo, la figura del no profesional a la del amateur, es por supuesto porque ese acercamiento me parece aclarar algo. Porque se es amateur tanto cuando se ama un arte como cuando se lo practica sin una calificación oficial. Si aplico a esto una metáfora económica, por supuesto con reticencia como conviene aplicar toda metáfora, vería aquí abolida la oposición del productor y del consumidor. Si se puede producir como aficionado, no profesionalmente, también se puede consumir como aficionado.
          Pero a partir de aquí más vale abandonar la metáfora. Porque un amateur de lo que llaman generalmente obras del espíritu, ¿es de veras un consumidor en el sentido económico que nuestra metáfora evocaba? Consumir implica destruir lo que se consume o cuando menos sustraerlo al consumo del prójimo; y en el sentido económico, además, pagar lo que se consume. Ahora bien, se puede perfectamente gozar de una obra del espíritu sin pagar, como bien saben esos guardianes de la sociedad de consumo demoledores de la pretendida piratería; y ese goce además no destruye esa obra ni la sustrae al goce del prójimo, más bien lo contrario. Hay también una literatura que tal vez puede uno comprar pero que no está hecha para la venta, y que no tiene horror de ser leída gratuitamente. Si esta práctica existe, hay que concluir que es una vocación. Una vocación no puede ligarse con ningún proyecto de producción para el consumo; el único contrato al que semejante escritor podría someterse sería, para decirlo en lenguaje romántico, con la sociedad misma, con la historia misma, con el hombre mismo.
          Por mi parte, simplifico apenas si digo que en un sentido he sido siempre un amateur. Si he podido enseñar en el nivel universitario sin la calificación normal, ¿no puede decirse que he sido un profesor universitario amateur? Por otra parte, la traducción ha sido siempre para mí un oficio mucho más que una profesión, y aquí tenemos que detenernos un momento sobre estos dos términos. Un oficio va ligado a menudo con una vocación, pero no se confunde del todo con ella. Mi oficio de poeta, que yo me tomo en serio, no es el mismo que mi oficio de traductor. He traducido a menudo por gusto o para aprender, pero mucho más a menudo por una retribución –salvo que no era nunca incondicionalmente. Si hablo de oficio aquí, es porque la traducción del tipo que he practicado yo no está autorizada por una institución, sino por la experiencia reconocida y el prestigio puramente social. Eso no es exactamente un trabajo de amateur, pero no está muy alejado. Está también mi modesta contribución como acarreador, por decirlo así, de la cultura francesa a los países de lengua española. Nadie me ha contratado nunca, ni por supuesto pagado, para hacer eso. Siempre lo hice por amor al arte, como un perfecto aficionado. Si pasamos ahora a la literatura, inútil insistir. La posibilidad de escribir cualquier cosa bajo contrato es para mí absolutamente inimaginable. No pretendo que todo el mundo tenga que pensar igual, pero yo personalmente jamás he imaginado ganarme la vida con la escritura.
          Podría terminar entonces diciendo, un poco retóricamente: Gracias, señoras y señores doctores y doctoras, por haber borrado un poco la oposición, la enemistad podríamos decir, del productor y del consumidor, del que da y del que recibe, del que habla y del que escucha, de la vocación y de la consagración; gracias por haber coronado el amateurismo al admitir entre ustedes a un notorio amateur.

TOMÁS SEGOVIA