sábado, 25 de noviembre de 2017

España por la República : Poema New York ( Federico García Lorca) y Publicación de Poeta en Nueva York con copias de los originales.

España por la República : Poema New York ( Federico García Lorca) y Publicación de Poeta en Nueva York con copias de los originales.





EFE/Madrid Pocas semanas antes de su muerte en Granada Federico García Lorca llegó a Madrid para entregar a José Bergamín en las oficinas de la editorial "Cruz y Raya", el manuscrito de "Poeta en Nueva York". Ahora por primera vez una edición recoge este original tal y como él lo creó.

Esta edición, preparada por el hispanista británico Andrew A. Andenrson y que sigue fielmente la última voluntad de Federico García Lorca y que publica Galaxia Gutenberg, coinciden con la exposición que New York Public Library dedica a "Poeta en Nueva York".

Así, 77 años después de el poeta entregara el original, sale a la luz este manuscrito, con las reproducciones de los originales mecanografiados y manuscritos, de cuya existencia y paradero se tenían hasta hace pocos años noticias inciertas, hasta que en 2003 la familia de García Lorca lo adquirió en una subasta por casi 200.000 euros.

"Poeta en Nueva York" el poemario que marcó la modernidad en la poesía española junto con "Diario de un poeta recién casado", de Juan Ramón Jiménez, fue escrito por Lorca entre 1929 y 1930, durante su estancia en la Universidad de Columbia.

Un texto apasionante y melancólico, vanguardista con influencias surrealistas y con las huellas de T. S. Eliot y Whitman en las que Lorca plasmó sus angustias, soledad, deseos y sueños inspirado por las calles de Nueva York.

El texto pasó por muchos vaivenes, pues José Bergamín se lo llevó con él al exilio, primero a Francia y después a México, donde realizó una primera edición que apareció en México en 1940.
Durante muchas décadas el original permaneció en paradero desconocido hasta que fue descubierto en 1979 en manos de la actriz mexicana Manola Saavedra. Tras muchos litigios la Fundación García Lorca lo consiguió en 2003.

La publicación la próxima semana de la primera edición del original de "Poeta en Nueva York", coincide con una gran exposición en la Biblioteca Pública de Nueva York, donde por primera vez se podrán contemplar los manuscritos, cartas dibujos y documentos que componen el poemario.

La muestra, que estará abierta del 5 de abril al 20 de julio, marcará el inicio de un amplio programa de actividades que, bajo el título de "Lorca in New York: A Celebration", homenajeará al poeta español esta primavera.

Comisariada por Christopher Maurer y Andrés Soria Olmedo, "Back tomorrow: A poet in New York. Federico García Lorca" plasma el proceso creativo que siguió en componer "Poeta en Nueva York" a través de 60 piezas entre manuscritos de primeros borradores y copias en limpio, libros raros o cartas que enviaba a su familia mientras lo escribía.

También se exhibirán efectos personales como el pasaporte, la guitarra o la libreta de ahorros, dibujos y fotografías.
Pero lo más destacado será el manuscrito de su obra acompañado por los dibujos que el granadino realizó durante su estancia en la ciudad estadounidense, que por primera vez se exhibirá en público.
Fuente :EFE



New York


Debajo de las multiplicaciones 
hay una gota de sangre de pato. 
Debajo de las divisiones 
hay una gota de sangre de marinero. 
Debajo de las sumas, un río de sangre tierna; 
un río que viene cantando 
por los dormitorios de los arrabales, 
y es plata, cemento o brisa 
en el alba mentida de New York. 
Existen las montañas, lo sé. 
Y los anteojos para la sabiduría, 
lo sé. Pero yo no he venido a ver el cielo. 
He venido para ver la turbia sangre, 
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas 
y el espíritu a la lengua de la cobra. 
Todos los días se matan en New York 
cuatro millones de patos, 
cinco millones de cerdos, 
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes, 
un millón de vacas, 
un millón de corderos 
y dos millones de gallos 
que dejan los cielos hechos añicos. 
Más vale sollozar afilando la navaja 
o asesinar a los perros en las alucinantes cacerías 
que resistir en la madrugada 
los interminables trenes de leche, 
los interminables trenes de sangre, 
y los trenes de rosas maniatadas 
por los comerciantes de perfumes. 
Los patos y las palomas 
y los cerdos y los corderos 
ponen sus gotas de sangre 
debajo de las multiplicaciones; 
y los terribles alaridos de las vacas estrujadas 
llenan de dolor el valle 
donde el Hudson se emborracha con aceite. 
Yo denuncio a toda la gente 
que ignora la otra mitad, 
la mitad irredimible 
que levanta sus montes de cemento 
donde laten los corazones 
de los animalitos que se olvidan 
y donde caeremos todos 
en la última fiesta de los taladros. 
Os escupo en la cara. 
La otra mitad me escucha 
devorando, cantando, volando en su pureza 
como los niños en las porterías 
que llevan frágiles palitos 
a los huecos donde se oxidan 
las antenas de los insectos. 
No es el infierno, es la calle. 
No es la muerte, es la tienda de frutas. 
Hay un mundo de ríos quebrados y distancias inasibles 
en la patita de ese gato quebrada por el automóvil, 
y yo oigo el canto de la lombriz 
en el corazón de muchas niñas. 
óxido, fermento, tierra estremecida. 
Tierra tú mismo que nadas por los números de la oficina. 
¿Qué voy a hacer, ordenar los paisajes? 
¿Ordenar los amores que luego son fotografías, 
que luego son pedazos de madera y bocanadas de sangre? 
No, no; yo denuncio, 
yo denuncio la conjura 
de estas desiertas oficinas 
que no radian las agonías, 
que borran los programas de la selva, 
y me ofrezco a ser comido por las vacas estrujadas 
cuando sus gritos llenan el valle 
donde el Hudson se emborracha con aceite.

jueves, 28 de septiembre de 2017

TRES SONETOS VISUAIS , de Claudio Rodríguez Fer

TRES SONETOS VISUAIS | ULTRAGRÁFICO





TRES SONETOS VISUAISCLAUDIO RODRÍGUEZ FER

Soneto carcerario

(a Cristina Fiaño no Vello Cárcere de Lugo)

Soneto xerminal

(con trazos de Carmen Blanco)

Soneto das arañas

(con trazos de Manuela Aira)

viernes, 9 de junio de 2017

Karl Marx, Arthur Rimbaud y la Comuna de París

Arthur Rimbaud ✆ Manuel Jular



— Ñángara Marx: Karl Marx, Arthur Rimbaud y la Comuna de París

 
Fernando Rendón   |   En un poema del cubano Luis Rogelio Nogueras (Wichy), se nos revela un hipotético encuentro entre Carlos Marx y Arthur Rimbaud en un café de París. No obstante pudo haber sido en Londres, en 1872, en las reuniones comuneras del Soho, o en la espaciosa sala de lectura de la biblioteca del Museo Británico, donde ambos leían por los mismos días tal vez los mismos libros, en los meses posteriores a la derrota de la Comuna de París, cuando los dos grandes hombres (revolucionarios y poetas) se cruzaron sin haberse saludado ni reconocido en la dimensión de su grandeza. Se explica, quizá, porque Rimbaud tenía solo 18 años y Marx ya 54. Rimbaud y Marx se encontraron, en cambio, en muchas de las líneas fundamentales del pensamiento y de la escritura sobre la realidad opresora de su época: monstruosa máquina de guerra del capital contra el trabajo. Ambos reclamaron, como respuesta al terror burgués, hacer realidad dos llamados urgentes: transformar el mundo y cambiar la vida. Al programa revolucionario, fruto de la experiencia y la sabia reflexión sobre la lucha del pueblo durante siglos, se añadía la pulsión de la primavera humana en el mundo y la escritura febril y visionaria del amor insurrecto capaz de transformarlo todo.

El 19 de julio de 1870, Francia declaró la guerra a Prusia, aunque pronto sufrió una serie de derrotas. El 4 de septiembre de 1870, al conocer la debacle de Sedán, donde se rindió Napoleón III ante Bismarck, se sublevó el pueblo de París, derribó al Imperio y proclamó la III República. Rimbaud, con 16 años, habitaba en Charleville, su vida monótona se vio interrumpida por el cañoneo de la guerra. En su cuaderno de colegial escribió
“Mientras los escupitajos rojos de la metralla
silban todo el día en el infinito del cielo azul
mientras escarlatas o verdes, junto al rey burlón
se desploman en masa los batallones bajo el fuego…
Mientras que una espantosa locura, triturando
cien millares de hombres los convierte
en una masa humeante.
-Pobres muertos en el estío, en la hierba, en tu alegría,
Oh, tú Naturaleza, tú qué hiciste santamente a esos hombres,
hay un Dios que se ríe en los manteles de Damasco…”

Llegaban a Rimbaud noticias sobre intentos de golpes de estado que causaban gran agitación política en París, entre ellas la aventura política que encabezó el escritor de ficción Luis Blanqui, apresado en octubre de 1870. En el otoño de ese año, Marx previno al proletariado de París acerca del disparate que sería intentar derribar al gobierno sin que mediaran condiciones adecuadas para hacerlo. El 1 de enero de 1871, Rimbaud fue testigo presencial de la destrucción e incendio de Méziéres, ciudad vecina a Charleville, por los prusianos (“Veía un mar de llamas y de humo en el cielo, y a izquierda, a derecha, todas las riquezas llameando como un millón de truenos”, en Una temporada en el infierno). En Charleville, una bomba había herido al viejo director de su colegio. En cuanto a su colegio, ya no albergaba a estudiantes saludables sino a soldados mutilados. En el interregno, el ejército prusiano avanzaba sobre la capital francesa.

El 28 de enero de 1871, tras 131 días de sitio, Thiers capituló en nombre del gobierno francés. Cuando el ejército prusiano estaba por entrar a París, la burguesía francesa huyó a Versalles, abandonando la capital. Los obreros de París y el Comité Central de la Guardia Nacional tomaron el 18 de marzo el control del Gobierno y de los cañones (que consideraba suyos pues habían sido fabricados y pagados por suscripción pública), y proclamaron la Comuna para “hacerse dueños de su propio destino, tomando el Poder”. Los prusianos no se atrevieron a avanzar más y permanecieron en las afueras de la ciudad. La Comuna levantó barricadas en el centro de París, en Place Concorde, Clichy, Rivoli, Charonne, Abbesses. Se erigieron más de 160 barricadas en el primer día, más de 600 en total en los 70 días de la Comuna. La mayoría eran de 2 metros de alto y estaban construidas con adoquines y piedras tomadas de las calles, con varillas de metal y troncos de madera en la base, un cañón o una ametralladora y una bandera roja ondeando en lo alto.

La Comuna de París fue la primera experiencia de Estado socialista en Europa

En la primera semana de mayo de 1871, Rimbaud viajó a París, testimoniando sobre su lucha como comunero a Verlaine y Delahaye. Aunque escrito en mayo de 1870 como un texto premonitorio, de toda la obra poética de Rimbaud es el poema El Herrero el que mejor describe la atmósfera revolucionaria de París aquellos días:
¡Ciudadanos, ciudadanos! ¡Era el sombrío pasado
que se hundía, que rugía cuando la torre tomamos!
Algo que era como el amor en el pecho llevábamos
nuestros hijos contra el pecho abrazábamos
y al igual que los caballos, por la nariz resoplábamos
íbamos firmes y fuertes y algo nos latía ahí…!
Marchábamos bajo el sol, alta la frente
y así venía París a nuestro encuentro a abrazarnos.
¡Por fin! ¡Nos sentimos hombres! Y estábamos muy pálidos
Nos sentimos ebrios de terribles esperanzas…”

El 30 de marzo la Comuna abolió el servicio militar obligatorio y el ejército permanente, declarando a la Guardia Nacional la única fuerza armada en la que debían organizarse todos los ciudadanos capaces de empuñar las armas. Perdonó los pagos de los alquileres de las viviendas. Declaró: “La bandera de la Comuna es la bandera de la República mundial”.
“¡A partir de este día, nos pusimos como locos!
La ola de los obreros ha subido en la calle
y esos malditos se van, multitud que siempre crece
de tenebrosos fantasmas a las puertas de los ricos.
Y yo me junto con ellos para apalear soplones:
y camino por París, con el mazo al hombro,
y en cada esquina, feroz, voy barriendo a algún canalla…”

El 2 de abril la Comuna decretó la separación de la iglesia del Estado, y declaró propiedad nacional todos los bienes de la Iglesia. Suprimió el trabajo nocturno y entregó a las organizaciones obreras todos los talleres y fabricas que habían abandonado los patronos. El 6 de abril la Guardia Nacional sacó a la calle la guillotina y la quemó públicamente. El 12 derribó la Columna de la Plaza Vendome instalada por Napoleón. Inexplicablemente, la Comuna se detuvo ante el umbral del Banco de Francia, que no expropió: “Fue éste -señala Engels- un error político muy grave. El Banco de Francia en manos de la Comuna hubiera valido más que diez mil rehenes. Hubiera significado la presión de toda la burguesía francesa sobre el gobierno de Versalles para que negociase la paz con la Comuna”.

El gobierno obrero de la Comuna, del pueblo en armas, fue elegido por sufragio universal en los diversos distritos de la ciudad, como organismo ejecutivo y legislativo a la vez, los cargos públicos eran revocables y remunerados con salarios de obreros, en el ejercicio de la crítica y la autocrítica de sus actos. Según lo reconoció Marx, la Comuna fue la primera revolución en la que la clase obrera fue abiertamente reconocida como la única clase capaz de iniciativa social, incluso por la gran masa de la clase media parisina -tenderos, artesanos, comerciantes- con la sola excepción de los capitalistas ricos. La Comuna también alcanzó el apoyo político de un sector del campesinado francés, sobre cuyas espaldas Thiers pretendía echar la carga principal de los 5.000 millones de francos de indemnización a pagar a Bismarck, señalados en la capitulación con los prusianos.
“Todos los desgraciados, todos aquellos que al sol
han quemado sus espaldas y que caminan, caminan
y que bajo su trabajo sienten que la frente estalla…
¡Descubríos mis burgueses! ¡Ya que esos son los hombres!
¡Nosotros somos obreros! ¡Obreros!
Somos nosotros por los grandes tiempos nuevos
cuando se querrá saber
donde el hombre forjará de la mañana a la noche,
donde lento vencedor, someterá a las cosas
persiguiendo los efectos, buscando las grandes causas
pasando encima de todo, como se monta a caballo…”

En la Plaza Blanch, un batallón de 120 mujeres levantó la legendaria barricada que defenderían vigorosamente hasta ser masacradas. Resistieron allí, entre muchos miles de mujeres y hombres abnegados: Louise Michel, dulce dirigente de la Comuna, las flores comuneras Christine Dargent y Clara Fournier, con sus ladeadas gorras de fusileras, poesía hecha cuerpo en la ardiente batalla. Comuneras valerosas que describiera Rimbaud, en su poema Las manos de Juana María:
“Un tinte del populacho
las curte como un seno viejo
el dorso de sus manos es el lugar
que besa todo revolucionario altivo.
Maravillosas han palidecido
al gran sol de amor cargado
en bronce de ametralladoras
que cruzan el insurrecto París…”

La burguesía francesa, derrotada y temerosa de ser expropiada por los comuneros, suplicó a sus vencedores alemanes que atacaran al proletariado que había tomado el poder. Thiers logró de Bismarck la anulación del Tratado de Francfort, por el cual al gobierno francés se le prohibía tener más de 40.000 hombres en los alrededores de París y obtuvo la devolución de los soldados prisioneros en Sedan y Metz. De este modo, desde comienzos de mayo, se afianzó la superioridad militar de Thiers, con un ejército de 130.000 hombres provistos de todo tipo de armamento, expresión de la alianza de la burguesía europea contra el proletariado, que derrotó a La Comuna. Los combates fueron terribles como lo atestiguan las fotografías del francés Alphonse Liébert sobre el incendiado París.

La Comuna de París reveló que un aspecto axial de la teoría marxista: la necesidad del proletariado de demoler la maquinaria estatal burguesa, no fue planteado en el Manifiesto Comunista. Precisamente, en la carta a su amigo Kugelman, unos meses después de la derrota de la Comuna, en diciembre de 1871, Marx escribió:
“En el último capítulo de mi '18 Brumario', señalo, que la próxima tentativa de la revolución en Francia deberá señalarse como objetivo la destrucción del aparato burocrático-militar y no, como ha sucedido hasta ahora, hacer que pase de unas manos a otras. Es la condición esencial para cualquier revolución realmente popular en el continente. Y esto es lo que han intentado nuestros heroicos camaradas de París”.
Otros artistas lucharon en la Comuna de París. Eugène Pottier, comunero, escribió en París, en junio de 1871, los versos de La Internacional, un mes después de la derrota. Sobre Pottier, Jules Vallès expresó: “Este es un viejo compañero de los días luminosos de prueba. De los tiempos de la Comuna. Sus versos no se posan ni sobre las crines de los cascos ni sobre las crestas de las nubes; sus versos se quedan en la calle. En la calle pobre”. El pintor Gustave Courbet, nombrado por la Comuna presidente de la federación de artistas y director de los museos de la ciudad, salvó el Louvre del incendio de las Tullerias.

La poesía es canto que preserva la memoria y la unidad del pueblo para resistir y sujetar a los expoliadores. El poema es exaltación de la visión del porvenir hecho por todos. No se canta en la soledad para la intimidad de un alma solita. Se canta en voz alta la historia del espíritu humano y de las luchas de los pueblos, la nostalgia de una edad sin opresión, en el afán imperecedero de una vida para todos (en esplendor, justicia y libertad) en un país donde abundan todos los vinos y todas las cosechas.

sábado, 25 de febrero de 2017

Himno ao Socialismo, por Xosé María Díaz Castro

Himno ao Socialismo, por Xosé María Díaz Castro | aguilloando



HYMNE AU SOCINueva imagenALISME.
Je m’éveille
pour chanter la gloire de l’avenir,
le Socialisme, le printemps du monde,
qui est en train de venir.
[…]
J’entends des oiseaux chanter sur l’arbre,
sur le marbre
du tombeau du Capitalisme sans fleurs,
du Fascisme en-allé sans retour.
[…]
C’est, enfin, l’aube si longtemps attendue,
si longtemps défendue!
C’est, enfin! le soleil du Socialisme, qui monte
dans le ciel, pour chasser
l’injustice et la honte
d’un societé foncièrement corrompue,
[…]

Nueva imagen (1)HIMNO AO SOCIALISMO
Esperto
para cantar a gloria do porvir,
o Socialismo, a primavera do mundo,
que está a chegar.
[…]
Sinto os paxaros cantar na árbore,
sobre o mármore
da tumba do Capitalismo sen flores,
do Fascismo que non volverá.
[…]
É, por fin, a alba tanto tempo esperada,
tanto tempo prohibida!
É, por fin! o sol do Socialismo, que sobe
no ceo, para expulsar
a inxustiza e a vergonza
dunha sociedade fondamente corrompida,
[…]


sábado, 21 de enero de 2017

La pipa de kif. Poemas de Ramón del Valle Inclán.

La pipa de kif. Poemas de Ramón del Valle Inclán. | Marihuana Blog





La pipa de kif. Poemas de Ramón del Valle Inclán.


19-01pipa_de_kif.jpg
LA TIENDA DEL HERBOLARIO
Aquella cueva del herbolario
se me ofrecía como un breviario.
Lleno de goces y de visiones
cálidas: sierpes y tentaciones.
¡Y tan oscura! Daban su esencia
las yerbas. Era llena de ciencia.
Embalsamado breviario, abierto
sobre las sombras de un hondo huerto.
Clave de aromas que en sí condensa
del universo la visión densa.


1
Yerba del Hombre de la Montaña,
el Santo Oficio te halló en España.
Cáñamos verdes son de alumbrados,
monjas que vuelan y excomulgados.
Son ciencia negra de la Caldea
con que embrujada fue Melibea.
2
¡Canela en rama! ¡Tabaco en rolla!
Visión de Cuba, canción criolla.
Lentos guitarros, lentos danzones,
negros bozales y cimarrones.
Rejas morunas, rosas bermejas,
olor de senos tras de las rejas.
Olor divino de la mulata
que trae un recuerdo del Mahabarata.
Ardiente esencia de la canela
(¡canela! Encomio de la mozuela).
3
¡El Heliotropo! Tan eclatante
con su académico griego pedante.
¡Los girasoles! Incas trofeos,
mito de mitos indo-caldeos.
Y el otro Helio-Tropo morado
de flor humilde, muy esenciado.
El buen amigo de las solanas
viejas, y huésped de las ventanas.
Por veces muere de un arrebato,
dicen que es cuando lo riega el gato.
(Siempre hay un gato que ronda el tiesto,
mueve la cola y arruga el gesto,
husmea el griego de la Academia
y lo aniquila con su blasfemia.)
4
¡Coca! A tu arcana norma energética
rimo estas prosas de apologética.
¡Coca! Epopeya del Araucano
que al indio triste torna espartano.
Lima virreina, Lima la lueña,
no es bizantina porque es tu dueña.
Mordió Pizarro tu fibra dura
y se hizo uno con su armadura.
Alzó ciudades, cavó tesoros,
tuvo mujeres como los moros.
Hizo la guerra que hace el creyente,
fue tan avaro como valiente.
Y cachicuerno como el cuchillo
con que a los puercos mató en Trujillo.
(Tuvo en las Indias las mismas manos,
allá son reyes y acá marranos.)
5
¡Xalapa! Iglesias y costanillas,
tras de las bardas uno en cuclillas.
6
¡Campeche! Sedes. Frondas de loros.
Pintados vuelos de tocoloros.
Flautas que encantan a las serpientes,
rostros greñudos de blancos dientes.
¡Viejo Tlaxcala! ¡Boca de enigma!
¿Por qué a la sierpe torna benigna
tu flauta?¿Acaso llegas de Oriente,
flauta que encantas a la serpiente?
¡Mar de esmeralda! ¡Bosques con monos!
¡Haciendas de indios! ¡Blancos patronos!
7
¡La Pita! Verde que en cadmio quiebra
con un remedo de la culebra.
Zumo de pita. Pulque. Placeres
de Baco, y celo por las mujeres.
Melancolía del indio. Pena
de los que arrastran una cadena.
¡La Pulquería! Lento guitarro.
Bailes lascivos. Roto de un charro.
(Pulque: brebaje de gusto adusto
que el indio encuentra muy de su gusto.)
8
¡Cacao! Afrodita jardín del puma
y chocolate de Moctezuma.
El chocolate -parece cuento-
no lo inventaron en un convento.
Unos lo achacan a los Aztecas,
disputan otros si Chucumecas.
Hay sus dos credos con sus dos papas.
¡Si fue en Tabasco! ¡Si fue en Chiapas!
(Cacao en la lengua del Anahuac
es pan de dioses, o Cacahuac.
Y el nombre sabio sigue la broma,
cacao en la lengua griega: Theobroma.)
9
¡Té paraguayo del Picomayo!
Al mate dicen té paraguayo.
El mate amargo. Viento pampero.
Las vidalitas en el potrero.
Barbas caprinas, rostro cobrizo,
largas miradas de adusto hechizo.
Viejas de negra teta colgante,
de algún armenio la sombra errante.
Galopa el gaucho. Lazo tendido,
caballo al viento y un alarido.
Es el compadre que en el bochinche
dice al compadre: -Vea no lo pinche.
La Pulpería La Montonera.
La pampa enorme con su sonsera.
(¡Mate! Una negra con su canción
cebaba el mate. Yo era el patrón.)
10
¡Adormideras! Feliz neblina,
humo de opio que ama la China.
El opio evoca sueños azules,
lacas, tortugas, leves chaúles.
Ojos pintados, pies imposibles,
lacias coletas, sables terribles.
Verdes dragones, sombras chinescas,
trágicas farsas funambulescas.
Genuflexiones de Mandarines,
sabias princesas en palanquines.
Y nombres largos como poemas
que evocan flores, astros y gemas.
11
¡Verdes venenos!¡Yerbas letales
de Paraísos Artificiales!
A todos vence la marihuana,
que da la ciencia del Ramayana.
¡Oh! Marihuana, verde neumónica,
cannabis índica et babilónica.
Abres el sésamo de la alegría,
cáñamo verde, kif de Turquía.
Yerba del Viejo de la Montaña,
el Santo Oficio te halló en España.
Yerba que inicias a los faquires,
llena de goces y Díes Ires.
¡Verde esmeralda -loa el poeta
persa- tu verde vistió el profeta!
(Kif -yerba verde del persa- es
el achisino bhang bengalés.
Charas que fuma sobre el diván,
entre odaliscas, el Gran Sultán.)
FINIS
Se apagó el fuego de mi cachimba,
y no consigo ver una letra.
Mientras enciendo -taramba y timba,
tumba y taramba- pongo una +.


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Novelista, poeta y autor dramático español, además de cuentista, ensayista y periodista, Ramón del Valle Inclán publica en 1919 La pipa de kif, obra poética que presenta temas suburbiales y tabernarios con un enfoque cercano al esperpento. A partir de 1920 la obra de Valle se centrará en la denuncia de un mundo dominado por lo deforme y lo absurdo.Aquí tenemos otro poema contenido en este volumen.
LA PIPA DE KIF
Mis sentidos tornan a ser infantiles,
tiene el mundo una gracia matinal,
mis sentidos como gayos tamboriles
cantan en la entraña del azul cristal.
Con rítmicos saltos plenos de alegría,
cabalga en el humo de mi pipa Puk,
su risa en la entraña délfica del día
mueve el ritmo órfico amado de Gluk.
Alumbran mi copta conciencia hipostática
las míticas luces de un indo avatar,
que muda mi vieja sonrisa socrática
en la risa joven del Numen Solar.
Divino penacho de la frente triste,
en mi pipa el humo da su grito azul,
mi sangre gozosa claridad asiste
si quemo la Verde Yerba de Estambul.
Voluta de humo, vágula cimera,
tú eres en mi frente la última ilusión
de aquella riente, niña Primavera
que movió la rosa de mi corazón.
Niña Primavera, dueña de los linos
celestes, Princesa Corazón de Abril,
peregrina siempre sobre mis caminos
mundanos. Tú eres mi «spirto gentil».
¡Y jamás le nieguen tus cabellos de oro
jarcias a mi barca, toda de cristal,
la barca fragante que guarda el tesoro
de aromas y gemas de un cuento oriental!
El ritmo del orbe en mi ritmo asumo,
cuando por ti quemo la Pipa de Kif,
y llegas mecida en la onda del humo
azul, que te evoca como un «leit-motif».
Tu luz es la esencia del canto que invoca
la Aurora vestida de rosado tul,
el divino canto que no tiene boca
y el amor provoca con su voz azul.
¡Encendida rosa! ¡Encendido toro!
¡Encendidos números que rimó Platón!
¡Encendidas normas por donde va el coro
del mundo: está el mundo en mi corazón!
Si tú me abandonas, gracia del hachic,
me embozo en la capa y apago la luz.
Ya puede tentarme la Reina del Chic:
no dejo la capa y le hago la +.