sábado, 2 de junio de 2018

El Festival de las Artes de Asilah | afribuku.com

El Festival de las Artes de Asilah | afribuku.com





La celebración de festivales en Marruecos se ha convertido actualmente en un interesante recurso para dar a conocer la rica cultura de este país, así como para revitalizar el turismo en sus zonas más olvidadas. Así, eventos como el Gnaoua de Essaouira, el Festival Moulay Idriss de Fez, Remp’Arts Festival en Azemmour, JIDAR en Rabat o el Boulevard en Casablanca se celebran anualmente con estos objetivos. Desde el año 1978 el pueblo costero de Asilah situado al norte de Marruecos es sede anual del Festival de las Artes de Asilah, un evento multidisciplinar e internacional que incluye una gran variedad de actividades en su mayoría abiertas a la participación del público.
El Festival de Asilah nace a finales de los años 70 como resultado de un proceso de restauración, mejora y reactivación del descuidado espacio urbano de la medina promovido por el periodista Mohamed Benaïssa y el artista Mohamed Melehi cuando, tras regresar a su ciudad natal después de una estancia en el extranjero, se encuentran con una Asilah deteriorada y en lamentables condiciones higiénicas. Este proyecto que partía de pequeñas acciones que involucraban y beneficiaban a los habitantes, culminó con una remodelación del entramado urbano y sus edificios.
Las calles se pavimentaron con un suelo de estampado ondulado diseñado por Melehi y tanto algunas viviendas tradicionales como ciertos edificios históricos (Palacio Raissouni, Torre Kamra o las murallas portuguesas) fueron restaurados. La mayoría de estos trabajos de rehabilitación fueron realizados por artesanos locales que hacían uso de las técnicas, materiales y formas locales contribuyendo a crear una imagen coherente de su ciudad natal al mismo tiempo que la tradición y el lenguaje más ancestral se perpetuaban en las nuevas construcciones. Este homenaje al pasado se encuentra asimismo reflejado en la interesante reutilización de elementos como ventanas o marcos de puertas procedentes de antiguos edificios en ruinas o en el uso de azulejos zelij, típicos de la zona. En 1989 el proyecto sería galardonado con el premio Aga Khan de Arquitectura y el pueblo nombrado Monumento Nacional.
1. Pintura mural por Hakim. Festival de las Artes de Asilah 2015. Medina de Asilah. Fotografía María Gómez López.-001
En 1978, tras obtener los primeros resultados de su proyecto de mejora, Benaïssa y Melehi deciden organizar un evento bajo el slogan “Cultura y Arte para el Desarrollo” en el que invitaron a una serie de amigos artistas a pintar los muros de la medina en colaboración con los habitantes con la intención de revitalizar el turismo y promover la interacción de los ciudadanos con el espacio urbano. Así, surge la primera edición del Festival, una tradición que se perpetuaría a lo largo de los años gracias a la fundación de la Asociación Al Mouhit, hoy conocida como Foro de Asilah.
El Festival de las Artes de Asilah ofrece un programa multidisciplinar e internacional entre cuyas actividades se incluyen conferencias que abordan temas tan diferentes como el diálogo diplomático entre naciones, el cine como herramienta para la construcción de la identidad, el desarrollo sostenible, la Primavera Árabe o la migración. En paralelo a estas conferencias se llevan a cabo talleres de escritura, pintura o grabado, desfiles de moda, recitales poéticos, premios literarios como el Bouland al Haïdari a la Poesía Árabe Joven o el Tchicaya U Tam’si a la Poesía Africana o conciertos de música de distintas partes del mundo.
El taller de grabado y pintura, desarrollado en las estancias del histórico Palacio Raissouni ubicado en el corazón de la medina, es una de las actividades más interesantes del Festival. Este Palacio fue restaurado en los años 70 como parte del proyecto de Melehi y Benaïssa y utilizado junto al Centro Hassan II de Reencuentros Internacionales, también en la medina, y la Biblioteca Prince Bandar como sede del evento. Durante la celebración del Festival el Palacio se convierte no sólo en taller de grabado y pintura sino en hogar de muchos de los invitados extranjeros, convirtiéndose en punto de encuentro para artistas de diversas disciplinas donde presente y pasado, arte y vida coexisten íntimamente. En la edición 2015 se contó con la participación de Juan Valladares, Sandro Bracchita, Sanae Sarghini o Mohamed Anzaoui entre otros. Si bien es cierto que a la mayoría del público no se le permite el acceso al Palacio, hay una serie de plazas reservadas para que los más pequeños del pueblo asistan a un taller de pintura paralelo al trabajo de los artistas invitados, una experiencia única en la que se pretende promover de un modo didáctico la creatividad infantil.
Sin embargo, la actividad más conocida del evento es la realización de las pinturas murales en el interior de la medina. Los artistas internacionales trabajan junto a jóvenes locales voluntarios que perpetúan y conmemoran el objetivo inicial del Festival: la involucración en el conocimiento, transformación y preservación de su entorno vital. La realización de las pinturas al aire libre permite seguir día tras día el proceso de trabajo, haciendo del mismo una performance artística que enfatiza el carácter escénico del espacio urbano y que inmediatamente pasa a formar parte del espectáculo. La medina se convierte en lienzo desnudo, en taller al aire libre donde los materiales de trabajo quedan a la vista y donde los visitantes se convierten en testigos de la materialización de los bocetos garabateados en los muros cercanos en el diseño final.
5. Taller de grabado, Festival de las Artes de Asilah 2015. Palacio Raissouni. Fotografía María Gómez López.-001
El hecho de que cada año las pinturas de la edición anterior desaparezcan bajo las nuevas, así como la muestra abierta del proceso de trabajo como parte del espectáculo no sólo enfatiza el carácter cambiante inherente a cualquier espacio urbano, sino que también concede a cada edición del Festival un valor y necesidad añadidos, el de estar presente. El irrepetible “aquí y ahora” que nace de la configuración de unas circunstancias espaciales y temporales específicas revalorizan el Festival y permite la interacción del público con sus actividades que, utilizando la ciudad como marco para su desarrollo, promueve un intenso diálogo entre creadores, habitantes y visitantes.
El desarrollo del Festival de Asilah en las calles de la medina genera nuevas maneras de entender y utilizar el espacio que llevan a cuestionar las rutinas ya establecidas y asumidas y a difuminar la frontera que separa lo extraordinario de lo ordinario. La celebración de las artes internacionales de alguna manera se encuentra con la presencia de las locales, aquellas realizadas de manera paralela y no oficial junto al anunciado evento. Así, los visitantes que en esos días se encuentran en Asilah descubren un rico panorama artístico del que forman parte artistas como “el pintor de medinas” cuyas reconocibles obras se componen de fragmentos aislados e desordenadamente re-ensamblados de la medina de Asilah, los dos hermanos que retratan imbricadas bailarinas y músicos sufíes en pigmentos naturales molidos sobre papel de envolver el cemento. También entre estos artistas se encuentran Mustafá, el artesano del coral que trabaja frente al Palacio Raissouni en un humilde taller o Karim, originario de Zagora, que transforma piezas bereberes y pinta sobre tablas de madera que vende luego sobre una tela en la calle. También en paralelo al Festival desarrolla su actividad el grupo de músicos que a diario toca en el fuerte Krikiya, concurrido punto de encuentro y una de las habituales localizaciones de realización de pintura mural. Por último, algo más conocida pero también al margen del Festival es la actividad divulgativa de galerías como Aplanos, Monasilah o Hakim que muestran en sus espacios los trabajos de artistas locales.
4. Pintura mural por Hiba Khamlici. Festival de las Artes de Asilah 2015. Medina de Asilah. Fotografía María Gómez López.-001
Es precisamente debido a este desarrollo paralelo de la rutina y el Festival, así como la escenificación del evento en el espacio urbano que la cotidianidad, relegada a un segundo plano, se hace evidente y se revela tan extraordinaria como la fiesta misma. Tras el telón del Festival de las Artes de Asilah y junto a la creación artística local subyace una vida urbana entretejida con múltiples gestos cotidianos llevados a cabo como si se tratasen de íntimos, aunque inconscientes, procesos artísticos. Estos “rituales” del quehacer ordinario que definen la poética del hábito y la identidad de los habitantes, se materializa en siempre cambiantes detalles urbanos apenas perceptibles. Entre ellos podemos contar la versátil decoración de ventanas, puertas y muros, la pintura de rostros en las macetas o incluso la creación de juegos visuales en las grietas y los dibujos a lápiz realizados en distintos muros de la ciudad. Estos detalles revelan una profunda necesidad de manipular la materia que les rodea, de modelar el espacio que habitan a través de una íntima interacción del cuerpo y el lugar.
La coexistencia del Festival, la actividad artística local y la vida diaria desdibuja la frontera que separa el espectáculo de lo asumido al mismo tiempo que el encuentro de ambos revela y cuestiona las formas habituales de entender la ciudad y habitar sus rincones. El Festival de Asilah surge bajo el carácter evento internacional y multidisciplinar que, convirtiendo anualmente la medina en escenario interactivo de encuentro social e intercambio cultural, lleva a la inconsciente y fortuita revelación de lo que subyace tras su celebración: el espectáculo de lo ordinario. La medina se convierte en ambiguo lugar de convivencia de lo conscientemente teatralizado y la rutina, representando y revalorizando de algún modo la vida del pueblo, haciendo del conocido evento estival una vía de intercambio cultural y conocimiento del arte marroquí e internacional, así como una ventana abierta a la existencia más íntima.
7. Karim en la medina de Asilah. Al fondo pintura mural del Festival de las Artes de Asilah 2015. Fotografía María Gómez López.-001
6. Artista de las medinas. Medina de Asilah 2015. Fotografía María Gómez López.-001
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María Gómez López es Historiadora del Arte por la Universidad Complutense de Madrid, estudios que realizó en paralelo a su formación en Árabe Clásico, Italiano y Francés. Tras realizar una estancia de trabajo en Túnez, recibió una beca de postgrado para continuar sus estudios en arquitectura y arte del mundo árabe en SOAS University of London. Su trabajo de fin de máster se centró en el impacto urbano del Festival de Asilah, proyecto de investigación que fue subvencionado por la universidad para ser desarrollado in situ. Actualmente se dedica a la investigación y crítica de arte con especial interés en el arte contemporáneo del mundo árabe.