sábado, 24 de septiembre de 2022

Cuarentena. José Luís Peixoto |

Cuarentena. José Luís Peixoto |

CUARENTENA

José Luís Peixoto

Versión de Diana Alcaraz

Confío en que estoy aquí, rodeado por realidad
y temperatura, tengo en la boca un sabor acre,
tal vez debería beber un vaso de agua; no sé
si me es asombrosa esta verdad existencial,
aparentemente simple e inmediatamente tan hecha
de milagros, esta realidad compuesta por imágenes
a pocos metros de mí, moldes completos y
colores sin falta de luz tendrían la misma nitidez
si estuvieran reflejadas en un espejo, y sin embargo,
no me cuesta creer que estoy aquí, mi cuerpo
pesa sobre el lugar que ocupa, mi nombre pesa
sobre cada una de estas palabras, mis cejas
pesan sobre mis ojos, confío en que estoy
aquí, y por eso, confiando en la lógica, confío en que
este tiempo existe, existencia que imita el tono diario
con el que se anuncia el número de infectados y de
muertos, 295 hasta ahora, el silencio de la calle vacía
es un silbido continuo en los oídos, el aire mantiene
su talento transparente para separar las cosas.
Confío en que estoy aquí, rodeado por mobiliario,
volúmenes de poesía completa en los estantes, un perro
viejo durmiendo profundamente, té que se enfrió
hace mucho tiempo y se transformó apenas en la calma
fluctuante de su perfume, inspiro este momento con
toda la fuerza de mis pulmones, aquello que siento
es un mundo, estoy en el centro de su interior, inspiro
aquello que siento con toda la fuerza de mis pulmones,
miro hacia lo lejos, a la distancia de un mes, de un año,
pero mi mirada colisiona en un muro opaco, los ladrillos
son preguntas, los cimientos son preguntas ¿futuro?
las respuestas se averiaron como juguetes antiguos
de cuerda, o de pilas, las respuestas fueron canceladas,
vuelos cancelados hacia países que dejaron de existir.
No obstante, llegará un tiempo, rodeado por otras
certezas, y recordaré este invierno que no quería
acabar, la edad que tenía mi hijo en este momento,
la edad que yo mismo tenía, y esta experiencia que
ahora es novedad a cada segundo se irá transformando
en un increíble convencimiento. Verdaderamente increíble
es imaginar ese tiempo ahora, pero será así a la fuerza,
ese tiempo existirá con la loca arrogancia del futuro,
y toda esta sacudida será inofensiva como una lata de
fruta que pasó de la fecha de caducidad, como una
anciana que fue una mujer muy bonita, como los ojos
de esa anciana brillando todavía en medio de su rostro,
sepultados por él, como el inútil recuerdo de enero
en el epicentro ardiente de una tarde infinita de agosto.
Entonces, solo seré capaz de recordar que este perro todavía
estaba vivo porque lo refiero en el poema, este perro concreto
que ronca en un rincón de la sala y en un rincón del poema,
sus costillas llenándose y vaciándose de aire, 
este perro exhausto, ladrando a veces en sueños agitados.
Confío en que estoy aquí, y, sin propósito, confiaré en
que estuve aquí, no me afeito hace más de un mes,
me transformo lentamente en otra persona.

 

(6 de abril de 2020)

 

 


QUARENTENA

José Luís Peixoto

 

Acredito que estou aqui, rodeado por realidade
e temperatura, tenho na boca um sabor acre,
talvez devesse beber um copo de água, não sei
se me espante com esta verdade existencial,
aparentemente simples e, logo a seguir, tão feita
de milagre, esta realidade composta por imagens
a poucos metros de mim, formas completas e
cores sem falta de luz, teriam a mesma nitidez
se estivessem refletidas num espelho e, no entanto,
não custa acreditar que estou aqui, o meu corpo
pesa sobre o lugar que ocupa, o meu nome pesa
sobre cada uma destas palavras, as sobrancelhas
pesam-me sobre os olhos, acredito que estou
aqui e, por isso, confiando na lógica, acredito que
este tempo existe, existência que imita o tom diário
com que se anuncia o número de infetados e de
mortos, 295 até agora, o silêncio da estrada vazia
é um apito contínuo nos ouvidos, o ar mantém
o seu talento transparente para separar as coisas.
Acredito que estou aqui, rodeado por mobiliário,
volumes de poesia completa nas estantes, um cão
velho a dormir profundamente, chá que arrefeceu
há muito tempo e se transformou apenas na calma
flutuante do seu perfume, inspiro este momento com
toda a força dos meus pulmões, aquilo que sinto
é um mundo, estou no centro do seu interior, inspiro
aquilo que sinto com toda a força dos meus pulmões,
olho para longe, à distância de um mês, de um ano,
mas o meu olhar esbarra num muro opaco, os tijolos
são perguntas, o cimento são perguntas, futuro?,
as respostas avariaram-se como brinquedos antigos
de corda, ou de pilhas, as respostas foram canceladas,
voos cancelados para países que deixaram de existir.
No entanto, chegará um tempo, rodeado por outras
certezas, e recordarei este inverno que não queria
acabar, a idade que o meu filho tinha nesta altura,
a idade que eu próprio tinha, e esta experiência que
agora é novidade a cada segundo irá transformar-se
num incrível convencimento. Verdadeiramente incrível
é imaginar esse tempo agora, mas será assim por força,
esse tempo existirá com a louca arrogância do futuro,
e todo este abalo será inofensivo como uma lata de
fruta que passou do prazo de validade, como uma
velha que foi uma mulher muito bonita, como os olhos
dessa velha ainda a brilharem no meio do seu rosto,
soterrados por ele, como a inútil memória de janeiro
no epicentro escaldante de uma tarde infinita de agosto.
Então, apenas serei capaz de lembrar que este cão ainda
estava vivo porque o refiro no poema, este cão concreto
a ressonar num canto da sala e num canto do poema,
as costelas a encherem-se e a esvaziarem-se de ar,
este cão exausto a ladrar às vezes em sonhos agitados.
Acredito que estou aqui e, a despropósito, acreditarei
que estive aqui, não faço a barba há mais de um mês,
transformo-me devagar noutra pessoa.

martes, 6 de septiembre de 2022

Justo y Pastor, de Victor M. Diez (Para mi hermano Óscar, que hoy 'incumple' 53 años)

(Para mi hermano Óscar, que hoy 'incumple' 53 años)

Justo y Pastor
             

Los niños me comían de noche
Y yo era los niños y uno de ellos
Preguntando aquí y allá; rebuscando
entré en la iglesia
Y pregunté por ti y por qué ya no estabas
Y los niños se iluminaron de miedo
Eran dos, como tú y yo
Creo que habríamos podido con ellos
Si hubieras estado y estado atento
Allí supe que las palabras eran dobles
Antes de existir
Les insulte y les escupí a aquellos niños
Sin saber que éramos nosotros
Y que antes habíamos sido tú y yo
Desde siempre
Por las ranuras, por los dobleces, por los andurriales
Como cuando estuvimos enfermos
De la misma enfermedad en dos ciudades distantes
Allí supe que nuestra madre nació el día
En que murieron los niños
Las fechas como un eco, como cuando nuestro padre
Murió el día que tú naciste.
Las viejas rumiantes adoraban a los santos dobles
Y les bruñían coronas y petos dobles
Y creían verles corretear bajo sus faldas
A los santos niños; niños como nosotros
con la cara sucia y las rodillas roñosas bajo
la ropa de los domingos
Nuestra misa era el vermú y tropezarse con madreñas
En el pórtico; era fumar a oscuras y tocarnos
Juntos y el uno al otro
Ahora sé que éramos nosotros los niños santos
Yo leyendo en el libro pan de oro y vigilando
Mientras tú hurgabas en los cables
Y sisabas monedas a la Virgen risueña.