martes, 9 de febrero de 2010

NICARAGUA: VI FESTIVAL INTERNACIONAL DE GRANADA

¡A LAS PUERTAS DEL VI FESTIVAL! | Festival internacional de Poesía de Granada (Nicaragua)
VI FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE GRANADA

por Carlos Tünnermann Bernheim

Con la asistencia de más de 130 poetas de 58 países, tendrá lugar del 14 al 21 del mes de febrero en curso, la sexta edición del “Festival Internacional de Poesía de Granada 2010”.

Los poetas que leerán sus obras en este magno evento, proceden de diez países de América del Sur, tres de América del Norte, cinco del Caribe, diecinueve de Europa, tres de África, diez de Asia, dos de Oceanía y seis de Centroamérica. Algunos vienen de países lejanos, como la India, Filipinas, Japón, Australia, Nueva Zelandia, Taiwan, Jordania, Irak, Israel, Siria, Jordania y Emiratos Árabes Unidos. Todos ellos convocados por la poesía que, según el lema de este Festival, “es el ángel de la imaginación”. Así, nuevamente la ciudad de Granada será, por una semana, la capital mundial de la poesía.

Cabe señalar que el número de países representados en el Festival se ha incrementado año con año, pasando de 30 países en el primer Festival (2005), hasta llegar a 58 este año. Esto pone de manifiesto el prestigio internacional que ha alcanzado el Festival, que ya se ha constituido en cita anual obligada de los poetas de todas las regiones del mundo. En el mes de febrero de cada año, todos los bellos caminos de la poesía conducen a Granada de Nicaragua.

Este año, las lecturas de poesías no se limitarán a la ciudad de Granada, sino que abarcarán los municipios de Masaya, Nindirí, Diriomo, Niquinohomo, Catarina, Nandaime, Diriamba, San Marcos, Jinotepe, Rivas, León y Managua. El programa del Festival comprende, además de las lecturas de poesías y performances poéticos, presentaciones de libros, talleres de poesía, ferias de libros y de artesanías, la “Feria del Agua”, para promover la “Ruta del Agua sobre el Río San Juan”, exposición de Arte Contemporáneo de Nicaragua, de fotografías, manuscritos y objetos personales del Padre Azarías Pallais, en cuyo homenaje se celebra el Festival, conciertos y un “Carnaval poético” con la participación de comparsas, teatro popular, lectura de poesías durante el recorrido, danzas y performances. En fin, se prepara una gran fiesta cultural donde todas las artes estarán representadas.

El sacerdote, poeta y humanista Azarías H. Pallais, es la figura relevante de nuestra literatura nacional escogida este año para rendirle merecido homenaje en el Festival. Azarías H. Pallais nació en León en 1884 y murió en su misma ciudad natal en 1954, a los 70 años de edad. “Sacerdote Juglar”, le llama Ernesto Cardenal. Fue de los últimos modernistas que junto a Salomón de la Selva y Alfonso Cortés, son considerados como auténticos continuadores de Rubén Darío y que fueron fieles a su consigna: “Lo primero, no imitar a nadie, y sobre todo, a mí”.

Azarías H. Pallais fue ordenado sacerdote en 1908, tras seguir sus estudios en el Seminario de San Sulpicio en París. Estudió también en Lovaina y se doctoró en Teología en Roma. Fue un orador sagrado famoso y muy solicitado. Es célebre su discurso en los funerales de Rubén Darío, en febrero de 1916, considerado como la mejor y más bella pieza oratoria de cuantas se pronunciaron en tales funerales. Hablaba varios idiomas y dominó perfectamente el griego y el latin. Le gustaba recitar versos, con su inconfundible voz ronca y sonora, en esas lenguas clásicas, cuando salía en excursiones por el campo con sus alumnos del Instituto Nacional de Occidente, del que fue Director y profesor de varias asignaturas. Su inconfundible figura alta y delgada recorrió a pie muchos de los caminos polvorientos de Nicaragua, vistiendo su sotana raída y llevando una vida muy austera y humilde, siguiendo en eso a su santo preferido, San Francisco de Asís. Era sumamente desprendido, capaz de regalar a otros sacerdotes, aún más necesitados que él, las sotanas nuevas que le obsequiaban. Fue párroco de Corinto y El Realejo por varios años y está sepultado en la Parroquia del puerto de Corinto, a donde sus restos fueron trasladados en 1966, doce años después de su muerte.

Dejó una obra muy singular y personalísima: (“A la sombra del agua” (1917); “Espumas y Estrellas” (1919); “Caminos” (1921), quizás su mejor libro; “El libro de las palabras evangelizadas” (1927) en prosa; “Bello Tono Menor” (1928) y “Piraterías. Caminos que están por debajo de la historia” (1951).

Fue un enamorado de los poetas simbolistas y de la Edad Media europea, siendo Francis Jammes su poeta preferido, aunque a ninguno imitó. El alejandrino, verso clásico de catorce sílabas, fue su metro preferido: “Parejas de alejandrinos, como un desfile cadencioso de frailes”, en palabras de Ernesto Cardenal:

“Con hambre de justicia, yo voy por los caminos,
rezando en el breviario de mis alejandrinos:
¡Que se hunda el mentiroso, que muera el opresor,
que venga a nos tu Reino de Justicia y de Amor!”.

Managua, febrero de 2010.




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