Meu amigo
O poeta verdadeiro
Alzado das ruinas
Amigo meu
Considerábamos,en aquellos días, que he nombrado como los luminosos tiempos oscuros, que conspirar era un oficio como vivir, y así entre las alegrías y las tristezas, levantábamos los días uno a uno, los días venían con las noches bajo el brazo, y habitamos desde muy temprano, el tiempo.
Había una calleja siempre acurrucada para esquivar la penuria, y al fondo de esas noches en ascuas, siempre un farolito, encendido y abierto, al cual llegábamos desde un largo adiós inconsumible como los poemas que dibujamos en servilletas que se perdían entre las labores de los amores compartidos.
La radiante penuria jamás nos impidió, al contrario, nos agasajaba con prodigiosos festines en los cuales dejábamos las risas y las penas en los puros huesos.
Ahora es Miguel, el que llegando a la Aldea alada del corazón, deja la puerta abierta de la cocina donde Andres, Fernando, Pinho, Hoss, Miguelito, Gvich, Pedro, Pipe, Manolo, Nacho, Agustin, Piquero, Robert, Pablo...avivan las pérdidas, y no dejan de hacernos jugarretas con los recuerdos, y con un golpe de dados, nos convocan.